domingo, 31 de julio de 2011

TODO NOS IMPORTA


A petición de algunos tertulianos hemos incluido una nueva sección de artículos sobre Salud Mental y Embarazo. Hemos seleccionado tanto Guías Informativas sobre este momento tan importante para las personas implicadas en él, como trabajos sobre los cuadros psicopatológicos que pueden desarrollarse en este proceso.
Además de querer dar un pequeño grano de arena contribuyendo con esta información, nos gustaría unirnos a la demanda contra la situación que viven muchas mujeres embarazadas que son despedidas de sus puestos laborales de manera soterrada. Aunque la Ley protege la maternidad /paternidad, el entorno empresarial aprovecha esta situación para revocar contratos o no renovarlos. 
Según estipula la Ley :


PROTECCIÓN A LA MATERNIDAD.
La ley protege la maternidad otorgando derechos a la mujer embarazada,  algunos se extienden incluso después del nacimiento de un hijo/a. La ley concede derechos de maternidad a la mujer, al hombre, al niño/a, al trabajador/a que tiene a su cuidado un menor.
Primero que todo, cabe tener presente que no se puede condicionar contratación alguna al estado de embarazo o posible embarazo de la mujer.

Derechos que protegen la maternidad:

Fuero Maternal
Toda mujer que esté sujeta a una relación laboral, en virtud de cualquier tipo de contrato está protegida por el fuero maternal. Este genera la imposibilidad para el empleador, por un período determinado, de despedir a la trabajadora sin previa autorización judicial.
Si una mujer ha sido despedida estando amparada por el fuero maternal debe recurrir a la Inspección del Trabajo, dentro de 60 días hábiles desde la separación laboral, para denunciar tal hecho.
El fuero maternal rige desde el inicio del embarazo, hasta 1 año después de expirado el período postnatal o el período postnatal suplementario. El fuero maternal es un derecho irrenunciable.

Sigue en :
http://www.asimet.cl/proteccion_maternidad.htm




jueves, 28 de julio de 2011

De Kraepelin al DSM-III



Leyendo este artículo de Antonio COLODRÓN, recordé una tertulia que habíamos mantenido recientemente sobre la tendencia que ahora se tiene a no debatir los cuadros clínicos. Como dice el autor al final de su reflexión  “Esas esquizofrenias de ayer incitaban al vicio de pensar; la de hoy incita al apremio del hacer “.

Las clasificaciones actuales como la DSM-IV-TR o CIE-10, han facilitado un lenguaje común y unos criterios más unificados en la práctica diaria, y esta ventaja no hay que dejar de considerarla como beneficiosa en su conjunto. Pero por otra parte, en mi opinión, como contrapunto a esta unificación, los criterios que se utilizan han “aplanado” los cuadros clínicos y el estudio de la nosografía.

Me gustaría conocer sus opiniones y para eso les invito a la lectura de este artículo y a su comentario posterior.
http://archivosdepsiquiatria.es/index.php?journal=adp&page=article&op=viewFile&path%5B%5D=43&path%5B%5D=44

martes, 26 de julio de 2011

¿El baile no debería ser otro?


La psicoterapia no es otra cosa que un baile. Un baile entre ese experto en sí mismo y el experto en la conversación. En ese baile puedes intentar imponer tus pasos porque, como profesional, consideras que es mejor o que simplemente es lo que debe ser. Agarras al otro con fuerza y lo llevas por la sala donde tú consideras que debe ir y con el ritmo que crees adecuado. Pasarás un tiempo bailando y cuando creas, como experto, que ya se mueve al son de tu música lo soltarás y lo dejarás solo.

¿Qué ocurrirá después con esta persona? A qué ritmo bailará, cómo se moverá con su propia música si no le hemos dejado que la escuche. Nos hemos empeñado en que el ritmo debe ser el nuestro y ahora está perdido. No sabe, y no le has enseñado a oír su música, la música de su interior. Muy probablemente esta persona volverá para que le digas cómo debe hacerlo, sentirá que no puede solo y que la única manera de poder seguir adelante es con el guión que tú le das.

¿El baile no debería ser otro? ¿No deberíamos ayudarle a escuchar su propia música? Ayudarle a que esté atento a los sonidos de su vida, que le dicen por donde debe ir. Hacer que él mismo encuentre su propio ritmo, sus pasos, su propia manera de moverse por los caminos de la vida.
Es más sencillo querer incorporar al otro en nuestros 4 pasos, válidos para nosotros, y que no chocan con nuestros juicios y pensamientos. Querer insertar al otro en tu modelo de vivir y decidir cómo deben ser las cosas y qué tareas son adecuadas para su vida.
El otro tiene derecho a decidir sobre cómo quiere pensar en su vida y en su realidad, debe construir el cómo quiere que sean las cosas para él, y nosotros simplemente podemos ayudarle a que no se pise demasiado y a que no se choque con las cosas de la sala.
Esto lo lograremos únicamente si dejamos que baile solo y se equivoque. Si lo cogemos de la mano en determinados momentos cuando se pierda, ajustándonos a su ritmo y a su compás, haciendo pequeños movimientos, muy despacio, para que los haga suyos. Encontrando de esta manera su propio baile. Un baile válido para su vida, uno que acoja como propio y que sienta que siempre fue así, y que prácticamente tú no has tenido nada que ver.

Cuando su baile sea espontáneo, alegre, fluido, flexible y feliz, no para ti como experto, si no para él, podrás soltarlo y seguirá bailando solo. Cuando pase el tiempo, y siga bailando sin ayuda, sentirá que es algo propio y que en realidad nunca necesitó una ayuda externa.
Y esto será así, porque la verdadera música siempre estuvo en su interior y tú creíste que era capaz de escucharla.

Dalia G. Guimaraes

lunes, 25 de julio de 2011

El Síndrome de Kraepelin-Bleuler-Schneider y la Conciencia Moderna: Una Aproximación a la Historia de la Esquizofrenia




El presente artículo propone un recorrido por la historia de la esquizofrenia en el que se describe, en primer lugar, el proceso de fijación del concepto clínico convencional en las obras de Emil Kraepelin, Eugen Bleuler y Kurt Schneider. Posteriormente, y como contrapunto a su caracterización externa u objetiva, se exponen algunas líneas maestras de la reconstrucción de la experiencia esquizofrénica acometida por la psicopatología de inspiración fenomenológica. Y, por último, se discuten los principales factores y ámbitos implicados en la constitución de la esquizofrenia como un trastorno característicamente moderno de la subjetividad que destaca por aunar anomalías de la conciencia, la vivencia del cuerpo y la vida social.

                                                                               Enric J. Novella y Rafael Huertas

El artículo completo lo puedes encontrar en el siguiente vínculo:


sábado, 23 de julio de 2011

LAS OPINIONES IMPORTAN

Como dice José, aunque mantenga que no es lacaniano, hay que tener cuidado con el lenguaje, ya que cada palabra es un símbolo que representa una serie de significados, que según cuál sea la elegida representa unos u otros.
No es lo mismo ser un esquizofrénico que ser una persona con esquizofrenia, y tampoco es lo mismo decir que uno tiene un trastorno mental que decir que tiene una enfermedad mental.
Por mucho que algunos se empeñen la psicopatología no es comparable al resto de patologías físicas. No se puede trasvasar el concepto de enfermedad física a lo mental y quedarse tan tranquilo. No es lo mismo ni en su etiología (aunque algunos sigan empeñados en encontrar las bases biológicas de la esquizofrenia), ni es lo mismo en su diagnóstico (que prueba es concluyente de que alguno padezca un síntoma en lo mental) y por supuesto no es lo mismo en su tratamiento. Si asumimos que lo que ocurre simplemente ocurre porque el neurotransmisor x le pasa algo, donde queda la responsabilidad y la potencialidad del paciente, ¿qué es lo que él puede hacer? ¿Cómo podrá quitarse de encima esa pesada losa de la enfermedad crónica para poder recuperarse y estar mejor?
El concepto enfermedad en nuestro campo aplica todas las perversidades del modelo médico tradicional, asumiendo en él una concepción biológica excluyente de la persona, de toda su parte psicológica y de toda su parte social, asume en él que es necesario algún cambio biológico, véase fármacos o TEC, para poder intervenir en ella.
¿Cuántas veces la primera intervención psicoterapéutica trata de paliar en el paciente esto?, ¿cuántas veces hemos de luchar contra el mensaje implícito que lleva detrás el concepto de enfermedad mental? ¿Cuánto tiene que ver la hegemonía médica tradicional o el poder de los laboratorios en el uso de esta etiqueta?
Además siempre me pareció curioso que para sus defensores una depresión o una psicosis sea una enfermedad y un trastorno de la personalidad no, ¿curioso verdad?
Si una cosa tengo clara es que no es una enfermedad, pero, ¿trastorno es mucho mejor? por lo menos no encierra en él este tipo de mensajes. Pero acepto otras alternativas, no soy ni mucho menos un defensor del término trastorno, aunque puestos a elegir no tengo duda.
Durante estos años de residencia mi madre siempre me preguntaba por un niño que era paciente mío y utilizaba la palabra enfermo, yo le rebatía siempre y cuando creí que nunca lo iba a conseguir, un buen día me pregunto ¿ Cómo está ese niño que está delicado?
Así que seguiré insistiendo con los demás...
Carlos Díaz



RELATOS PARA EL FIN DE SEMANA


DE MARTES A MARTES

Te vi. Tras el cristal blindado, con tu corbata, la plaquita de tu nombre, filtrando las palabras por el huequito de la ranura, pasando el reguardo del ingreso por la abertura. -¿Todo correcto?, me dijiste. Sí, todo bien.
Cada martes yo regresaba y tú seguías allí, hacíamos la misma operación. El mismo saludo, con la misma caja cada semana. El negocio no iba muy bien, pero ese día tuviera lo que tuviera en la semana, lo depositaba en tus manos. En las que yo quería verme. Y tú lo supiste el día que te dije, -podría estar mejor. La respuesta había roto la monotonía repetida, y por primera vez me miraste a los ojos. Yo ya sabía de los verdores de los tuyos. Pero tú descubriste entonces mis marrones.
Te sentí tras de mí, cuando recorría el pulido suelo, cuando pasé por la máquina dispensadora de efectivos y por el armario uniformado de la puerta. Luego oí como siempre –siguiente por favor.
Ese día me decidí a esperarte. Me fume media caja de negros y dos rubios que me terminaron de marear. Cuando por fin saliste me acerqué hasta ti. Estaba harto de soñarte, de imaginar verte fuera de aquella vitrina. Y No hubo palabras, un gesto sólo entendible para los dos.
Los martes ya no hago el ingreso. Tengo al cajero en casa.






LOS MENSAJES DEL UNIVERSO
           
            Yo no quería un coche nuevo, aquel trasto tiraba bien con su velocidad máxima de 100 km. Me adelantaban por la utopista hasta las nuevas miniaturas, huevos duros con ruedas los llamaban. Algunos parecía que les faltara la mitad, como si se hubieran quedado sin material para su terminación. Yo seguía a mi ritmo con mi radio de dial manual, esa ruedita que tenía que girar y girar hasta encontrar una emisora decente.
                Total, que al pasar por aquel cristal un enorme cartel rojo captó mi atención, “Ahora es el momento”. Siempre me había dejado llevar por los mensajes del universo. Un ateo como yo, en algo tenía que creer, y me dio por eso, por creer en los mensajes. “Rebajas 50%”, y yo entraba; “2 por uno”, y ahí salía yo con mi dos calderos; “Compra ahora y paga mañana”, y adquiría con una colcha de pluma de ganso, que nunca usaría.
                Aquel cartel entró en ese momento en el nuevo plantel de mis mensajes, y tal cual entré en la oficina dónde el rojo se desparramaba en las sillas, en los carteles que colgaban del techo, en un poster en que una joven sonreía con las manos dando la bienvenida, un mensaje más, -pensé.
                Me acerqué a la mesa del asesor financiero, quien no tardó en ofertarme un leasing, y un rentings para la adquisición de mi nuevo automóvil que decidí en ese justo momento, ¡ya era hora de cambiar!
                A los nueve meses de circular, seguía descubriendo cosas nuevas en aquel “utilitario”. Movía los limpiaparabrisas con mi voz, de igual modo ponía música, cambia de emisora, activaba el manos libres de mi iphone, el GPS, ponía las luces, las apagaba, al final el noventa por ciento de las acciones del automóvil eran controladas por mi voz.
                El contrato realizado con la entidad bancaria, me permitía disfrutar de él, y en dos años liquidar la deuda si deseaba quedarme en propiedad el vehículo. A pesar de ser compulsivo, aún en mi quedaba algo de previsión. Y me pareció buena oferta, quizás no fuera el coche de mi vida. Pero ocurrió algo que nunca esperaba.
                A medida que mi voz actuaba en la conducción, la suya me iba resultando cada vez más familiar. Active un día sin darme cuenta una nueva función, -diálogo-, ponía el botón en el centro del volante. Y así, tal cual, comenzamos a charlar, primero sobre mi trabajo, lo que hacía en él, sobre mi familia, mis hijos, mi mujer, el perro, todos conocidos ya por mi auto.                 Decidí ponerle un nombre, pues eso no venía de fábrica. Surgió entre nosotros una amistad, que me generaba cada vez más ganas de conducir, buscaba los trayectos más largos, a fin de disfrutar mayor tiempo de su compañía. Mi mujer comenzó a sospechar, cuando sabía que no se tardaban tres horas del centro a casa, -¿hay alguien más?, dímelo ahora, no quiero vivir en una mentira-. A pesar de desmentir su imaginario amor. No me creyó. Al día siguiente, cuando regresé, pisé el dinosaurio favorito de mi hijo, los armarios estaban vacios.
                Supe que tenía que terminar con aquella extraña relación, acudí al banco, deseaba cancelar el acuerdo financiero al que habíamos llegado, y recuperar parte de la inversión, según se estipulaba en el contrato. Pero entonces el asesor me dijo, que no era posible. Que una clausula adicional, que al parecer yo no había leído, establecía que transcurrido un año no había devolución. Entonces sólo podía optar a seguir abonando mensualmente el pago, para luego finiquitar la deuda.
                Mi mujer en el divorcio se quedó con casi todos los bienes, al tiempo que tenía que pasar una buena cantidad por la manutención de mis hijos. Poco me quedaba e iba para pagar aquella jodida inversión.
                A los dos años, por fin me libre de la financiación. En cuanto tuve los papeles del coche, me acerqué a un concesionario y lo vendí. Cuando salía de allí, me pareció oír una voz metálica que decía “yo no lo haría”. Al volverme, supe que había sido el coche, y el concesionario ya tenía la cabeza dentro y conversaba con él. Sabía yo que no saldría a la venta.

Elena Nura

jueves, 21 de julio de 2011

LA RELACIÓN TERAPÉUTICA Y EL TRABAJO DE RECONSTRUCCIÓN DE LA HISTORIA DE VIDA EN EL TRATAMIENTO PSICOTERAPÉUTICO DE LOS NIÑOS CRÓNICAMENTE TRAUMATIZADOS


En una tertulia anterior hablamos de la importancia de la Relación Terapéutica y de la implicación que para nuestro trabajo tiene. En este artículo, José Luis Gonzalo Marrodán propone que la relación terapéutica y el trabajo de reconstrucción de la historia de vida del niño crónicamente traumatizado están estrechamente asociados. El autor plantea que sólo se puede acometer un adecuado abordaje psicoterapéutico cuando la relación entre terapeuta y paciente está sólidamente asentada: “Planteamos tres conceptos que han de estar presentes en la psicoterapia para construir la relación y ayudar al niño a desarrollar un apego seguro: el apego terapéutico, la relación sintonizada resonante con el terapeuta y el diálogo mentalizador reflexivo. Finalmente, se postula que la narrativa co-construida con el niño sobre su historia de vida, a menudo fragmentada, facilita la integración del trauma en su mente, ofreciendo sugerencias sobre cómo hacer esta tarea con el niño en psicoterapia”  

martes, 19 de julio de 2011

TU OPINIÓN IMPORTA: ¿ENFERMEDAD O TRASTORNO?

Se ha dado con frecuencia en algunas tertulias la discusión entre la conveniencia de utilizar determinados términos en el área de la salud mental. Para algunos tertulianos el término correcto sería el de Trastorno que es el que utilizan los dos sistemas clasificatorios de la psicopatología más importantes en la actualidad: la CIE-10 de la Organización Mundial de la Salud y el DSM-IV-TR de la Asociación Psiquiátrica Americana. 
Para otros, el término Enfermedad continúa siendo tan válido como el otro y define mejor al proceso que experimentan los pacientes.
Y con asiduidad se utilizan como sinónimos.
La palabra Enfermedad viene del latín infirmus (infirmĭtas, -ātis) que significa  “no firme”. Se denomina así al proceso y al status causado por una afección en un ser vivo, que altera su estado ontológico de salud. Este estado puede ser provocado por distintos factores, ya sean intrínsecos o extrínsecos al organismo enfermo. Estos factores se denominan noxas (del griego νόσος, nósos: daño, perjuicio).
La palabra Trastorno deriva del verbo trastornar, formación romance a partir de tras (del latín trans- “al otro lado”) y el verbo Tornare (girar, trepanar, tornear o labrar con un trépano o un torno). Tornare  deriva del nombre tornus que viene a su vez del término tornoV.
El vocablo Trastorno ya en romance, indica un giro a otro lado o en sentido inverso, que en cualquier obra torneada, provoca un desastre y una disfunción, y de ahí que pase a designar una  perturbación en el sentido, la conciencia o la conducta de algo o alguien, que da resultados de anormalidad.
Según el DSM-IV-TR, los trastornos son una clasificación categorial no excluyente, basada en criterios con rasgos definitorios. Admiten que no existe una definición que especifique adecuadamente los límites del concepto, careciendo de una definición operacional consistente que englobe todas las posibilidades. Un trastorno es un patrón comportamental o psicológico de significación clínica que, cualquiera que sea su causa, es una manifestación individual de una disfunción comportamental, psicológica o biológica.
Y Tú ¿qué opinas?

viernes, 15 de julio de 2011

La historia de la psiquiatría vista por un historiador


Desde el mundo clásico se discute si la historia es maestra de la vida. Para Aristóteles las cosas se conocen mejor a través de su origen y desarrollo y algunos historiadores pensamos que también la medicina puede ser mejorada a través de la investigación histórica. No es, sin embargo, fácil tarea en este país el convencer a los historiadores y a los psiquiatras. El panorama de la historiografía española está fuertemente dominado por la historia política, una historia del poder, que se muestra en leyes, pactos, guerras y paces. No se confiere ninguna autoridad a la ciencia, y tampoco a la medicina, en el devenir de la sociedad española. Tan sólo la pujante escuela francesa, que nace con Michel Foucault, ha conseguido alguna repercusión, en especial en los estudiosos de la época moderna. Si bien sus críticas a la medicina no son un terreno fácil para pretender que la historia de la psiquiatría tenga un papel importante en la historia de España, o de la medicina española. Estas orientaciones muchas veces producen además un rechazo frontal en los psiquiatras, que consideran que su actividad es sometida a humillaciones, o al menos mal entendida. También con frecuencia piensan los psiquiatras que no deben ser los historiadores los que interpreten la historia de la enfermedad psiquiátrica, pues su entendimiento necesita una sabiduría que los historiadores no tienen.
José Luis Peset

Revista Átopos 


martes, 12 de julio de 2011

Los cuidados democráticos de la psicosis como un indicador de democracia social


¿Es necesaria una nueva “reforma psiquiátrica”?

Los trastornos psicóticos son aquellos que probablemente causan más sufrimiento y repercusiones tanto a nivel psicológico (individual y familiar), como económico y social. En la actual coyuntura de la Europa “desarrollada”, hay que contar con que, probablemente, el coste económico del cuidado de una persona con ese tipo de trastornos supone un mínimo de 12.000 euros anuales si tenemos en cuenta no sólo los costos en fármacos, internamientos, personal cuidante, etc., es decir, los costos asistenciales, sino los gastos totales. Por ejemplo, los costos económicos y sociales que suponen las jornadas de trabajo desaprovechadas tanto por el paciente como por su familia en la “civilizada Europa”.
Como técnicos, como especialistas en el problema, hemos de de confesar que nuestros resultados, a pesar de ese consumo de medios y sufrimientos, siguen siendo bien magros (Jablenski et al. 1992; Olsen y Resenbaum 2006). Y mucho más si se comparan esos resultados con los obtenidos en el cuidado de este tipo de pacientes en países “en vías de desarrollo”, en países que frecuentemente no disponen de los “avances” proporcionados por la medicina occidental: servicios de ingreso, neurolépticos, sofisticadas intervenciones psicosociales...

Jorge L. Tizón

domingo, 10 de julio de 2011

LA RELACIÓN TERAPÉUTICA VISTA DESDE EL CAMPO DE LA PSICOTERAPIA Y DESDE LAS NEUROCIENCIAS

A. Rodín

Existe una necesidad de diálogo entre los diferentes enfoques psicoterapéuticos, tanto en función del beneficio para el paciente como para un mejor desarrollo de los recursos terapéuticos de cada uno de estos enfoques.
Este diálogo se enriquece si incluye también a las neurociencias pues adquiere un mayor potencial heurístico y permite crear un terreno compartido para el cotejo entre los distintos enfoques y la búsqueda de una mayor coherencia externa. Este diálogo no implica en modo alguno una postura reduccionista de lo mental a lo físico, sino todo lo contrario, pues los desarrollos actuales de las neurociencias, apoyados en los hallazgos sobre hechos tales como la plasticidad cerebral o el efecto del ambiente sobre la expresión génica, dan lugar a modelos complejos de interrelación mutua, en los que se busca comprender, al decir de LeDoux (2002), cómo el cerebro se convierte en quienes somos.

Ricardo Bernardi y Sara Goldstein

jueves, 7 de julio de 2011

¡A VECES PENSAMOS QUE HABLAMOS!


No sé si a ustedes les pasa, pero cuando voy o vengo de trabajar en el coche, es uno de los momentos en los que me da por pensar. Ayer me acordaba de algo que  le comentaba a D. con respecto al trabajo que realizamos cada día. De la necesidad de escuchar e indagar en ese nivel más profundo del lenguaje para comprender realmente al otro. Y en todo esto que no sé si es pensar o elucubrar me vino esta historia, que si les digo la verdad, no sé si escuché o soñé o quizás simplemente la viví.

Estoy leyendo un libro. Siempre haces igual y luego te quejas de que no me lo lea. Sólo digo que estoy leyendo un libro que me resulta interesante. ¡Ya, ya!. Se llama el navegante… ¿De barcos?. No, déjame terminar. Pero así pierde la gracia si me lo cuentas. Se trata de una historia de un hombre que..!Que no hay manera!! Luego me lo voy  a leer y ya se el final. Vale no te lo cuento. No si ya empezaste, sigue. Pero si no te he dicho nada. Me has dicho que es un libro que se llama el navegante y nosequé, y que es de un hombre que viaja. Pero además llega a un lugar y.. Si te digo que al final me lo vas a contar todo. No, ya me callo. Bueno ¿y qué más pasa? ¿Para qué me preguntas?. Bueno ya que empezaste… Bien, llega a un lugar de Alemania y... ¡Si ya lo digo yo! Contigo no hay manera de leerse un libro. ¿No ves? ya me los has contado y ahora no lo podré leer. Pero si no te he contado nada. ¡Pues yo ya me lo sé!



lunes, 4 de julio de 2011

Alucinaciones verbales en pacientes psicóticos sordos


La psicosis aparece con la misma frecuencia en sordos y oyentes y no presenta diferencias en cuanto a su sintomatología, con excepción de las alucinaciones verbales, para las cuales debe tenerse en cuenta el grado de pérdida auditiva y el momento de aparición de ésta en relación con la adquisición del lenguaje y la conciencia de sonido, además de la modalidad del lenguaje y pensamiento del paciente. La lengua de señas es el lenguaje natural de los sordos profundos prelocutivos y posee las mismas propiedades que cualquier lenguaje aunque con características especiales como la gramaticalización del espacio y su expresión visuo-gestual en la exteriorización de su carácter verbal. La localización cerebral del centro del lenguaje es idéntica para sordos y oyentes aunque su forma de expresión varíe. La modalidad alucinatoria parece depender de la forma verbal natural de expresión y pensamiento del paciente, y puede dejar de ser acústico-verbal para convertirse en visuo-verbal.
Andrea Lusich
Artículo publicado en: Alcmeon, Revista Argentina de Clínica Neuropsiquiátrica, vol. 16, Nº 4, marzo de 2011, págs. 327 a 351. http://www.alcmeon.com.ar/16/64/02_lucich.pdf


sábado, 2 de julio de 2011

TIC-TOC

Doscientos cincuentaicinco árboles, veinte bancos, doce papeleras, cuatrocientas baldosas con su respectivas rayas de separación, ciento veinte adoquines que las limitan, dos guardias muertos, tres setos diez farolas, dos buzones, diez bancos de madera.
A Sergio le habían diagnosticado un TOC. Así dicho, a él le pareció que aquello sonaba como a un tic. Un movimiento incontrolable que su cuerpo se empeñaba en repetir una vez tras otra. Y en realidad eso era lo que le ocurría. Pero para la clínica un TOC, sonaba como un cuadro más serio. Todo el mundo tiene tic, pero toc, eso es más complejo. Era un toc contable.
Luego estaba la parte automática, la que le hacía abrir la puerta tres veces antes de entrar, o de salir. Lavarse las manos tres veces antes de comer. Ponerse y quitarse las cholas de levantar tres veces antes ponerse en pie.
Y Rosa le decía, de todas las manías, como ella llamaba a su TOC, “la que más me gusta, es que tus besos son de tres en tres”
ELENA NURA