Ayer por la
tarde me senté en mi sillón cómodamente con la intención de pasar una agradable
sobremesa viendo la película de turno. Después de llegar del Congreso de la
AEN, llena de nuevas energías, con muchas ideas
bullendo en la cabeza, refrescada en el ánimo con lo que había oído y
compartido, necesitaba un espacio que permitiera a todas esas sensaciones
acomodarse.
En el
Congreso, con el encuentro de compañeros y usuarios recuperados, se activan las
ideas ya conocidas y la memoria se traslada en el tiempo. Es una oportunidad
para el reencuentro.

En la tele ponían
Batman Forever (Joel Shumacher, 1995) un clásico visto mil veces, en la que la
figura del superhéroe está bien definida. Quizás en otras ocasiones no “la
había visto” como ayer. Me sorprendió su trama. El héroe (Val Kilmer) se
enfrenta al supermalo (Jim Carrey) que encarna a un personaje estrafalario “genial”
con una vestimenta llamativa y poco convencional, llena de colores frente al
negro formal del superhéroe, que además mantiene una conducta adecuada y
controlada.
El supermalo
termina, como no podía ser de otra manera, en un centro psiquiátrico oscuro con
paredes estrechas y una celda con un ventanuco enrejado y “loco de remate”. Para
completar la escena, la psiquiatra (Nicole Kidman) le dice al superhéroe: “Tranquilo, tu secreto está bien guardado”
Mi intención
de relajarme se estropeó. ¿Cuántos niños están asimilando esta visión
estigmatizada de los usuarios que sufren alteraciones mentales?
A continuación
me puse a buscar información sobre este tema y encontré un trabajo muy
interesante de Juan Medrano, Pablo Malo,
José Juan Uriarte, Ana Pía López y Pablo Medrano sobre un personaje legendario:
Tintín.
Resalto un
párrafo del mismo: “Cabe preguntarse qué
percepción tienen los niños de la forma en que aparecen los enfermos mentales
en Tintín. Hace unos años, en una experiencia preliminar (9), se pidió a dos
niños de 10 y 8 años que leyeran las aventuras de Tintín, y señalaran a los
personajes que podrían tener una enfermedad mental. Los niños identificaron con
facilidad las intoxicaciones y las psicosis y tuvieron más dificultades con los
cuadros orgánicos cerebrales. Por otra parte, percibieron los comportamientos
que en la serie definen a las enfermedades mentales como insensatos (89%),
inmaduros (51%) y frecuentemente peligrosos (43%), por lo que se concluyó que
el público infantil puede recibir las referencias estereotipadas y
estigmatizantes en torno a la enfermedad mental “
Terminan el
trabajo con este planteamiento: “El reto
es conseguir una situación más justa, que fomente un sentimiento de solidaridad
para con los seres humanos golpeados por una enfermedad que además de repercutir
negativamente en su autonomía, su calidad de vida y sus relaciones
interpersonales les ha deparado a lo largo de la Historia el rechazo, la ridiculización
o el miedo. La educación de los niños, en la familia, en la escuela, y en la
sociedad completa, puede contribuir a una actitud más favorable hacia los
enfermos mentales. Y tal vez el cómic, que tiene un papel innegable en la
formación y socialización de los niños, pueda en el futuro cambiar su visión
clásica de la locura para dejar de transmitir estereotipos prejuiciosos y
ofrecer una imagen de los afectados que contribuya a su integración en la
sociedad”
y como siempre esperamos que disfruten mucho con esta nueva entrada.