martes, 26 de julio de 2011

¿El baile no debería ser otro?


La psicoterapia no es otra cosa que un baile. Un baile entre ese experto en sí mismo y el experto en la conversación. En ese baile puedes intentar imponer tus pasos porque, como profesional, consideras que es mejor o que simplemente es lo que debe ser. Agarras al otro con fuerza y lo llevas por la sala donde tú consideras que debe ir y con el ritmo que crees adecuado. Pasarás un tiempo bailando y cuando creas, como experto, que ya se mueve al son de tu música lo soltarás y lo dejarás solo.

¿Qué ocurrirá después con esta persona? A qué ritmo bailará, cómo se moverá con su propia música si no le hemos dejado que la escuche. Nos hemos empeñado en que el ritmo debe ser el nuestro y ahora está perdido. No sabe, y no le has enseñado a oír su música, la música de su interior. Muy probablemente esta persona volverá para que le digas cómo debe hacerlo, sentirá que no puede solo y que la única manera de poder seguir adelante es con el guión que tú le das.

¿El baile no debería ser otro? ¿No deberíamos ayudarle a escuchar su propia música? Ayudarle a que esté atento a los sonidos de su vida, que le dicen por donde debe ir. Hacer que él mismo encuentre su propio ritmo, sus pasos, su propia manera de moverse por los caminos de la vida.
Es más sencillo querer incorporar al otro en nuestros 4 pasos, válidos para nosotros, y que no chocan con nuestros juicios y pensamientos. Querer insertar al otro en tu modelo de vivir y decidir cómo deben ser las cosas y qué tareas son adecuadas para su vida.
El otro tiene derecho a decidir sobre cómo quiere pensar en su vida y en su realidad, debe construir el cómo quiere que sean las cosas para él, y nosotros simplemente podemos ayudarle a que no se pise demasiado y a que no se choque con las cosas de la sala.
Esto lo lograremos únicamente si dejamos que baile solo y se equivoque. Si lo cogemos de la mano en determinados momentos cuando se pierda, ajustándonos a su ritmo y a su compás, haciendo pequeños movimientos, muy despacio, para que los haga suyos. Encontrando de esta manera su propio baile. Un baile válido para su vida, uno que acoja como propio y que sienta que siempre fue así, y que prácticamente tú no has tenido nada que ver.

Cuando su baile sea espontáneo, alegre, fluido, flexible y feliz, no para ti como experto, si no para él, podrás soltarlo y seguirá bailando solo. Cuando pase el tiempo, y siga bailando sin ayuda, sentirá que es algo propio y que en realidad nunca necesitó una ayuda externa.
Y esto será así, porque la verdadera música siempre estuvo en su interior y tú creíste que era capaz de escucharla.

Dalia G. Guimaraes

3 comentarios:

  1. Por supuesto que el baile debe ser otro. Un baile que sería distinto con otro terapeuta y que también sería distinto en otro momento vital de la vida de esa persona (o de esas personas, incluyendo al terapeuta). La psicoterapia debe capacitar al individuo a vivir su propia vida plenamente. La imposición y la directividad difícilmente van a lograr la capacitación.
    La metáfora del baile, además de bella, da cuenta de que la psicoterapia es también un arte.

    Felicito a la autora del artículo. Espero que en breve pueda volver a ayudar a sus pacientes a bailar al son de la melodía que lleven dentro.

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  2. Dalia G. Guimaraes26 de julio de 2011, 18:39

    Yo también considero que la psicoterapia es como un arte, o deber�� Un arte porque hay que ser crEftivo, flexible, sensible, a las necesidades y a realidad del otro. Nuestra visión de experto en ese arte no tiene ningún sentido si no llega a aquellos que tienen que conectar con él y hacerlo suyo. Para que cada uno sea el verdadero artista de su propia vida y utilice los colores y el tipo de brocha que sea acorde a su sentir.

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  3. Dalia muchisismas felicidades por el artículo es algo importante e interesante que en ocasiones todos olvidamos.
    En otro orden de cosas esta es la primera vez que escribo en este blog por lo que quiero saludaros a todos

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