Como dice José, aunque mantenga que no es lacaniano, hay que tener cuidado con el lenguaje, ya que cada palabra es un símbolo que representa una serie de significados, que según cuál sea la elegida representa unos u otros.
No es lo mismo ser un esquizofrénico que ser una persona con esquizofrenia, y tampoco es lo mismo decir que uno tiene un trastorno mental que decir que tiene una enfermedad mental.
Por mucho que algunos se empeñen la psicopatología no es comparable al resto de patologías físicas. No se puede trasvasar el concepto de enfermedad física a lo mental y quedarse tan tranquilo. No es lo mismo ni en su etiología (aunque algunos sigan empeñados en encontrar las bases biológicas de la esquizofrenia), ni es lo mismo en su diagnóstico (que prueba es concluyente de que alguno padezca un síntoma en lo mental) y por supuesto no es lo mismo en su tratamiento. Si asumimos que lo que ocurre simplemente ocurre porque el neurotransmisor x le pasa algo, donde queda la responsabilidad y la potencialidad del paciente, ¿qué es lo que él puede hacer? ¿Cómo podrá quitarse de encima esa pesada losa de la enfermedad crónica para poder recuperarse y estar mejor?
El concepto enfermedad en nuestro campo aplica todas las perversidades del modelo médico tradicional, asumiendo en él una concepción biológica excluyente de la persona, de toda su parte psicológica y de toda su parte social, asume en él que es necesario algún cambio biológico, véase fármacos o TEC, para poder intervenir en ella.
¿Cuántas veces la primera intervención psicoterapéutica trata de paliar en el paciente esto?, ¿cuántas veces hemos de luchar contra el mensaje implícito que lleva detrás el concepto de enfermedad mental? ¿Cuánto tiene que ver la hegemonía médica tradicional o el poder de los laboratorios en el uso de esta etiqueta?
Además siempre me pareció curioso que para sus defensores una depresión o una psicosis sea una enfermedad y un trastorno de la personalidad no, ¿curioso verdad?
Si una cosa tengo clara es que no es una enfermedad, pero, ¿trastorno es mucho mejor? por lo menos no encierra en él este tipo de mensajes. Pero acepto otras alternativas, no soy ni mucho menos un defensor del término trastorno, aunque puestos a elegir no tengo duda.
Durante estos años de residencia mi madre siempre me preguntaba por un niño que era paciente mío y utilizaba la palabra enfermo, yo le rebatía siempre y cuando creí que nunca lo iba a conseguir, un buen día me pregunto ¿ Cómo está ese niño que está delicado?
Así que seguiré insistiendo con los demás...
No es lo mismo ser un esquizofrénico que ser una persona con esquizofrenia, y tampoco es lo mismo decir que uno tiene un trastorno mental que decir que tiene una enfermedad mental.
Por mucho que algunos se empeñen la psicopatología no es comparable al resto de patologías físicas. No se puede trasvasar el concepto de enfermedad física a lo mental y quedarse tan tranquilo. No es lo mismo ni en su etiología (aunque algunos sigan empeñados en encontrar las bases biológicas de la esquizofrenia), ni es lo mismo en su diagnóstico (que prueba es concluyente de que alguno padezca un síntoma en lo mental) y por supuesto no es lo mismo en su tratamiento. Si asumimos que lo que ocurre simplemente ocurre porque el neurotransmisor x le pasa algo, donde queda la responsabilidad y la potencialidad del paciente, ¿qué es lo que él puede hacer? ¿Cómo podrá quitarse de encima esa pesada losa de la enfermedad crónica para poder recuperarse y estar mejor?
El concepto enfermedad en nuestro campo aplica todas las perversidades del modelo médico tradicional, asumiendo en él una concepción biológica excluyente de la persona, de toda su parte psicológica y de toda su parte social, asume en él que es necesario algún cambio biológico, véase fármacos o TEC, para poder intervenir en ella.
¿Cuántas veces la primera intervención psicoterapéutica trata de paliar en el paciente esto?, ¿cuántas veces hemos de luchar contra el mensaje implícito que lleva detrás el concepto de enfermedad mental? ¿Cuánto tiene que ver la hegemonía médica tradicional o el poder de los laboratorios en el uso de esta etiqueta?
Además siempre me pareció curioso que para sus defensores una depresión o una psicosis sea una enfermedad y un trastorno de la personalidad no, ¿curioso verdad?
Si una cosa tengo clara es que no es una enfermedad, pero, ¿trastorno es mucho mejor? por lo menos no encierra en él este tipo de mensajes. Pero acepto otras alternativas, no soy ni mucho menos un defensor del término trastorno, aunque puestos a elegir no tengo duda.
Durante estos años de residencia mi madre siempre me preguntaba por un niño que era paciente mío y utilizaba la palabra enfermo, yo le rebatía siempre y cuando creí que nunca lo iba a conseguir, un buen día me pregunto ¿ Cómo está ese niño que está delicado?
Así que seguiré insistiendo con los demás...
Carlos Díaz
Las opiniones dependen de la situación, la situación dispara las opiniones. La opinión que se tenga sobre un chico no será la misma en dos situaciones diferentes.
ResponderEliminarSituación A) el chico entra en la consulta del psicólogo, se queja de la terapia, coge el televisor, hace ademán de tirarlo al suelo...
Situación B) el chico acude a una reunión de la terapia responsabilizadora y critica el DSM IV.
Son el mismo chico. Pero en un caso será un paciente descompensado, un enfermo mental. Y en otro caso será alguien al que quieren reducir a una etiqueta.