sábado, 2 de julio de 2011

TIC-TOC

Doscientos cincuentaicinco árboles, veinte bancos, doce papeleras, cuatrocientas baldosas con su respectivas rayas de separación, ciento veinte adoquines que las limitan, dos guardias muertos, tres setos diez farolas, dos buzones, diez bancos de madera.
A Sergio le habían diagnosticado un TOC. Así dicho, a él le pareció que aquello sonaba como a un tic. Un movimiento incontrolable que su cuerpo se empeñaba en repetir una vez tras otra. Y en realidad eso era lo que le ocurría. Pero para la clínica un TOC, sonaba como un cuadro más serio. Todo el mundo tiene tic, pero toc, eso es más complejo. Era un toc contable.
Luego estaba la parte automática, la que le hacía abrir la puerta tres veces antes de entrar, o de salir. Lavarse las manos tres veces antes de comer. Ponerse y quitarse las cholas de levantar tres veces antes ponerse en pie.
Y Rosa le decía, de todas las manías, como ella llamaba a su TOC, “la que más me gusta, es que tus besos son de tres en tres”
ELENA NURA   

1 comentario:

  1. Ingenioso, y tierno. Un juego de palabras, una patología bien pincelada, y un sentimiento.

    Gracias, Elena.

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